Las claves de las enfermedades mentales
No siempre es fácil reconocer los síntomas, las causas y las consecuencias de los trastornos de alimentación. La desinformación que existe en nuestros días sobre los trastornos alimenticios y los estigmas a ellos asociados hacen muy difícil que el porcentaje de pacientes vaya reduciéndose. Además, los estereotipos causan que gran parte de los jóvenes que sufren estas enfermedades no tengan una rápida y fácil curación.
En este artículo queremos hablarte de los trastornos alimenticios más frecuentes y cómo se pueden prevenir siendo padres.
Anorexia: el monstruo que vive en la cabeza
La anorexia nerviosa es una de las enfermedades mentales más mortíferas entre la población occidental. La mayoría de pacientes son mujeres, pero ser hombre no exime de padecer este trastorno.
Generalmente, se caracteriza por el cese progresivo de la ingestión de comida y por lo que se conoce como distorsión corporal, aunque esto último no es clave a la hora de sufrir la enfermedad. El paciente de anorexia nerviosa persigue un brutal adelgazamiento y tiene miedo, sobre todas las cosas, a engordar de manera repentina o progresiva.
Por lo general, estas son las pautas que siguen los pacientes con anorexia, los cuales suelen presentar un peso corporal muy bajo.
Comúnmente, la anorexia es banalizada y pensada como una enfermedad física, lo cual supone un grave problema a la hora de conseguir un tratamiento exitoso. Lo más importante es que, en todo momento, el paciente y el entorno entiendan que se trata de una enfermedad mental. Esto suele entorpecer mucho la curación, ya que las enfermedades mentales son complicadas de tratar. Por eso es importante su prevención o, en última instancia, descubrirla a tiempo de encauzar el camino del paciente.
Los síntomas más comunes son:
- Restricción de las comidas (la cual suele ser bastante progresiva)
- Bajada exponencial de peso corporal
- Obsesión creciente por la imagen física (muchas veces, la distorsión corporal es una de las complicaciones a la hora de tratar la anorexia nerviosa)
- Miedo desmesurado por la obesidad
Los médicos suelen presentar la anorexia como un síntoma de otro tipo de patología, las cuales suelen recaer en depresión o ansiedad. Por esa razón, otros síntomas de este trastorno alimenticio pueden ser el cese de la realización de actividades anteriormente deseadas y los ataques desmesurados de pánico o ansiedad.
Una vez se detectan los síntomas, es importante tener en cuenta que la enfermedad debe ser tratada por profesionales. Ellos serán quienes dictaminen lo que se debe hacer, según cuán avanzada se encuentre la enfermedad. La psicoterapia es la solución que, a largo plazo, hará remitir el trastorno y ayudando al paciente no solo a ser consciente del problema sino también a querer ponerle solución.
Bulimia: la desgracia de quien la sufre
La bulimia nerviosa es, junto a la anorexia, el trastorno alimenticio más común hoy en día. Aunque no es tan mortífera como la otra, su curación puede ser más complicada.
Se caracteriza por periodos de ingestión desmesurada de comida que se aleja de lo saludable, lo cual es seguido de vómitos provocados en un intento de redimirse por el atracón previo. Los pacientes de bulimia no tienen por qué presentar un peso corporal más bajo de lo normal, haciendo muy difícil su detección.
Por lo general, las personas con bulimia presentan una erosión de la dentadura, producida por la provocación del vómito, así como en los dedos con los cuales el paciente incita el mismo. Otro tipo de purgas podrían ser el uso desmesurado de laxantes o el ejercicio excesivo y demasiado intenso, lo cual los pacientes utilizan para evitar la ganancia de peso. Además, la culpabilidad infligida por los periodos de atracón suele ser seguida de ayunos y bajos consumos de comida, para compensar la cantidad ingerida previamente.
El paciente de bulimia es más reticente al reconocimiento del problema, lo cual causa que el tratamiento se entorpezca en gran medida. La bulimia nerviosa es, al fin y al cabo, un trastorno mental cuya prevención es igualmente complicada de conseguir. Reconocer los síntomas puede ser clave a la hora de acabar con ella.
La detección temprana, clave para prevenir problemas mayores
La comorbilidad es, probablemente, lo más peligroso de los trastornos de alimentación. Para evitar problemas mayores, ya no solo relacionados con la salud mental sino también con lo físico, la pronta prevención o detención de los trastornos de la conducta alimenticia es clave.
Es muy importante que el entorno del paciente sea consciente de la peligrosidad de estas enfermedades, y que no se tienda a pensar en que se trata de una etapa o de una pose. Los estigmas y estereotipos relacionados con los trastornos alimenticios hacen mucho daño a la hora de detectar y prevenir los mismos. Nadie elige caer enfermo: el paciente no puede evitarlo. Pero quizá la persona que está a su lado sí puede hacerlo.