Category: Psicología general

Inteligencia emocional: por qué es tan importante para nosotros y nuestros hijos

La inteligencia emocional es un conjunto de capacidades que el individuo posee desde su nacimiento o las adquiere a lo largo de su vida, en la cual se destacan el manejo de las emociones, el entusiasmo, el autocontrol y la empatía hacia los otros.

Este recurso permite que cada individuo se relacione mejor consigo mismo, con los demás y por ende se desenvuelva mejor en el trabajo, el estudio y en el manejo de los vínculos personales.

Se trata de una herramienta valiosa para evolucionar, lograr metas y mantener relaciones interpersonales armoniosas, entre otras virtudes. La clave es desarrollar este tipo de inteligencia en uno mismo para luego guiar a nuestros hijos para que también la apliquen en cualquier objetivo que deseen alcanzar.

A continuación, algunas claves para fomentar la inteligencia emocional en uno mismo y en nuestros hijos.

Trabajar la inteligencia emocional a nivel individual

Desarrollar la inteligencia emocional en uno mismo es una meta que se puede alcanzar si tomas el control de tu comportamiento, monitoreas tus pensamientos y eres consciente de las emociones que experimentas.

Ser consciente de lo que piensas para que puedas controlar tu comportamiento

Tú tienes la capacidad de identificar los diferentes pensamientos que generan determinadas emociones que luego son proyectadas exteriormente. Este ejercicio mental te ayudará a controlar tus emociones y evitar que éstas te controlen a ti.

Profundiza tu lenguaje emocional verbal

Por ejemplo: no digas solamente “estoy enfadado”, mejor enuncia una frase completa que diga “estoy enfadado porque mi hermana me gritó innecesariamente”. Describir tus sentimientos con palabras concretas te acerca a la solución de posibles problemas.

Procura desarrollar la auto-motivación

Puedes hacerlo concentrándote en la metas que te llevan a una felicidad interior genuina. Ten en cuenta que el camino hacia una meta tiene diversos problemas. Sin embargo, si te centras en el verdadero bienestar que experimentarás, vencerás los obstáculos que se se presenten y saldrás victorioso.

Trabajar la inteligencia emocional con tus hijos

Tú como padre puedes ayudar a tus hijos a que desarrollen la inteligencia emocional propiciando que ellos se conozcan a sí mismos, se acepten como son y puedan gestionar sus emociones con el objetivo de sentirse mejor consigo mismos.

Nombra claramente las emociones que tus hijos están sintiendo

Hazlo a medida en que ellos las están manifestando. Por ejemplo: “Entiendo que estés triste”, “Estás un poquito enfadado”, “Jugar en la plaza te hace muy feliz”. Los niños no saben identificar las emociones, tu trabajo es guiarlos para que ellos las reconozcan y se familiaricen con ellas.

Educa a tus hijos a que acepten las emociones tal cual son

Es importante que lo hagan sin juzgarlas ni reprimirlas. Esta actitud promueve que ellos sean auténticos y de adultos sean individuos confiables.

Invita a tus hijos a que expresen libremente sus emociones

Si algo los hace felices, procura que lo sigan haciendo, ya sea bailar, jugar, practicar deportes. Si tienen un berrinche, tienes que guiarlos para que encuentre una solución saludable. Por ejemplo, en vez de golpear a un amigo porque le quitó un juguete, simplemente que le exprese que se lo devuelva.

Adolescentes y trastornos alimenticios: todo lo que debes saber para prevenirlo

Las claves de las enfermedades mentales

No siempre es fácil reconocer los síntomas, las causas y las consecuencias de los trastornos de alimentación. La desinformación que existe en nuestros días sobre los trastornos alimenticios y los estigmas a ellos asociados hacen muy difícil que el porcentaje de pacientes vaya reduciéndose. Además, los estereotipos causan que gran parte de los jóvenes que sufren estas enfermedades no tengan una rápida y fácil curación.

En este artículo queremos hablarte de los trastornos alimenticios más frecuentes y cómo se pueden prevenir siendo padres.

Anorexia: el monstruo que vive en la cabeza

La anorexia nerviosa es una de las enfermedades mentales más mortíferas entre la población occidental. La mayoría de pacientes son mujeres, pero ser hombre no exime de padecer este trastorno.

Generalmente, se caracteriza por el cese progresivo de la ingestión de comida y por lo que se conoce como distorsión corporal, aunque esto último no es clave a la hora de sufrir la enfermedad. El paciente de anorexia nerviosa persigue un brutal adelgazamiento y tiene miedo, sobre todas las cosas, a engordar de manera repentina o progresiva.

Por lo general, estas son las pautas que siguen los pacientes con anorexia, los cuales suelen presentar un peso corporal muy bajo.

Comúnmente, la anorexia es banalizada y pensada como una enfermedad física, lo cual supone un grave problema a la hora de conseguir un tratamiento exitoso. Lo más importante es que, en todo momento, el paciente y el entorno entiendan que se trata de una enfermedad mental. Esto suele entorpecer mucho la curación, ya que las enfermedades mentales son complicadas de tratar. Por eso es importante su prevención o, en última instancia, descubrirla a tiempo de encauzar el camino del paciente.

Los síntomas más comunes son:

  • Restricción de las comidas (la cual suele ser bastante progresiva)
  • Bajada exponencial de peso corporal
  • Obsesión creciente por la imagen física (muchas veces, la distorsión corporal es una de las complicaciones a la hora de tratar la anorexia nerviosa)
  • Miedo desmesurado por la obesidad

Los médicos suelen presentar la anorexia como un síntoma de otro tipo de patología, las cuales suelen recaer en depresión o ansiedad. Por esa razón, otros síntomas de este trastorno alimenticio pueden ser el cese de la realización de actividades anteriormente deseadas y los ataques desmesurados de pánico o ansiedad.

Una vez se detectan los síntomas, es importante tener en cuenta que la enfermedad debe ser tratada por profesionales. Ellos serán quienes dictaminen lo que se debe hacer, según cuán avanzada se encuentre la enfermedad. La psicoterapia es la solución que, a largo plazo, hará remitir el trastorno y ayudando al paciente no solo a ser consciente del problema sino también a querer ponerle solución.

Bulimia: la desgracia de quien la sufre

La bulimia nerviosa es, junto a la anorexia, el trastorno alimenticio más común hoy en día. Aunque no es tan mortífera como la otra, su curación puede ser más complicada.

Se caracteriza por periodos de ingestión desmesurada de comida que se aleja de lo saludable, lo cual es seguido de vómitos provocados en un intento de redimirse por el atracón previo. Los pacientes de bulimia no tienen por qué presentar un peso corporal más bajo de lo normal, haciendo muy difícil su detección.

Por lo general, las personas con bulimia presentan una erosión de la dentadura, producida por la provocación del vómito, así como en los dedos con los cuales el paciente incita el mismo. Otro tipo de purgas podrían ser el uso desmesurado de laxantes o el ejercicio excesivo y demasiado intenso, lo cual los pacientes utilizan para evitar la ganancia de peso. Además, la culpabilidad infligida por los periodos de atracón suele ser seguida de ayunos y bajos consumos de comida, para compensar la cantidad ingerida previamente.

El paciente de bulimia es más reticente al reconocimiento del problema, lo cual causa que el tratamiento se entorpezca en gran medida. La bulimia nerviosa es, al fin y al cabo, un trastorno mental cuya prevención es igualmente complicada de conseguir. Reconocer los síntomas puede ser clave a la hora de acabar con ella.

La detección temprana, clave para prevenir problemas mayores

La comorbilidad es, probablemente, lo más peligroso de los trastornos de alimentación. Para evitar problemas mayores, ya no solo relacionados con la salud mental sino también con lo físico, la pronta prevención o detención de los trastornos de la conducta alimenticia es clave.

Es muy importante que el entorno del paciente sea consciente de la peligrosidad de estas enfermedades, y que no se tienda a pensar en que se trata de una etapa o de una pose. Los estigmas y estereotipos relacionados con los trastornos alimenticios hacen mucho daño a la hora de detectar y prevenir los mismos. Nadie elige caer enfermo: el paciente no puede evitarlo. Pero quizá la persona que está a su lado sí puede hacerlo.

Gestión del estrés en época de exámenes

El estrés en los más jóvenes es un problema de gran peso durante la época de exámenes, sobre todo en los años de educación primaria, ya que es cuando los niños empiezan a tener consciencia sobre su entorno y sus decisiones. Hacer amigos, aprobar la materia, ser bueno en determinadas actividades y una larga lista son causantes de cambios en su actitud, alterando su personalidad durante los próximos años.

Algunas características que presentan los niños que pueden ser indicios de estrés son: el agotamiento físico, la introversión, irritabilidad, enfadarse con mayor facilidad e incluso los comportamientos agresivos. Todo esto plantea una pregunta:

¿Qué puedo hacer para que mi hijo deje de sentirse así?

Aunque gestionar el estrés pueda ser complicado, cada vez encontramos más recursos y medidas para cambiar estas situaciones desde casa. A pesar de esto, es importante destacar la importancia de los psicólogos infantiles. Cuando creamos que se trata de un caso grave, que pueda haberse dado por situaciones determinadas, es imprescindible acudir a ellos.

A continuación, destacaremos tres consejos para tratar de gestionar el estrés en los niños en época de exámenes.

1. Hablad de sus emociones

Es normal y comprensible que en esta época, donde se carga con más trabajo del habitual, los niños se agobien y se sientan presionados. No es necesario mencionar que cada niño tiene una capacidad diferente, y que a uno le puede costar más una materia que a sus compañeros. Esto puede producirles ansiedad al no entender a lo que se enfrentan. Por ello es indispensable que hablen sobre sus emociones, sobre qué les hace sentir de esa manera, qué les abruma y qué les cuesta. Procurar hacerles ver que no son peores por sentirse así y que es bueno exteriorizar las emociones.

2. Dale tiempo y espacio

Es probable que al principio el niño no entienda qué le está pasando ni por qué se siente de esta manera. El estrés es difícil de identificar cuando eres pequeño, ya que se trata de un conjunto de emociones que nunca han sentido antes. Por esto puede ser que al principio el niño no quiera hablar sobre el tema, que se cierre en banda y que necesite tiempo y espacio para procesar sus sentimientos. Es importante no agobiarle con hablar sobre el tema, recurrirá a ti cuando se sienta preparado.

3. Proporciónale tu apoyo

Para entender a un niño es indispensable que confíe plenamente en ti. Para lograr esto trata de mantener una comunicación constante en casa. El niño ha de ser capaz de hablar contigo sobre cualquier problema con el que se encuentre y que le haga sentir malestar. Debe entender que estas por y para él, que tu amor es incondicional y que no reaccionarás de manera inadecuada a nada de lo que te pueda contar. Es importante destacar que no se les debe obligar a hacer nada que no les guste, como pueden ser determinadas actividades extraescolares, ya que esto puede provocar estrés y ansiedad, haciendo que se sientan incómodos en el ámbito escolar.

Psicología clínica infantil

La psicología es una profesión dedicada al estudio de la conducta humana, así como de los distintos procesos mentales que forman parte de cada individuo. Cuando hablamos de la psicología clínica infantil, hacemos referencia a la rama de la psicología que se dedica al estudio de los distintos procesos cognitivos y conductuales presentes en un infante o niño, que tiene como objetivo la prevención de conductas disruptivas o inadecuadas, como podrían ser pensamientos de carácter negativo o desafiante por nombrar algunos.

La psicología clínica infantil también busca el restablecimiento o mantenimiento de pensamientos y conductas adecuadas y positivas para el infante; en este sentido, en el presente artículo se explicara brevemente algunos de los trastornos mentales más comunes en infantes presentes en la atención psicológica clínica infantil.

Si usted cree que su hijo puede presentar alguno de estos problemas comunes en la infancia, la ayuda de un buen psicólogo infantil puede ayudarle a salir de esta situación con éxito.

Trastorno del desarrollo intelectual

Este trastorno de aparición usualmente temprana, que puede evidenciarse en las primeras etapas del desarrollo del infante, se caracteriza por limitaciones de la capacidad mental del niño. También puede llevar asociado una cierta dificultad para adaptarse a los distintos ambientes sociales.

Este trastorno se presenta en distintas grados, que pueden ir desde leve a profundo. En función de la gravedad del problema, la ayuda psicológica prestada al niño será diferente, teniendo ésta como objetivo usualmente el mejoramiento de las habilidades sociales y de adaptación del infante, al igual que la estimulación de las capacidades cognitivas.

Trastorno del espectro autista

Este trastorno se caracteriza, entre otras cosas, por la dificultad para expresarse emocionalmente al igual que por problemas relacionados con la interacción social. De igual forma, en algunos casos pueden presentarse comportamientos repetitivos que parecieran no tener un fin último, o incluso problemas graves relacionados con el habla.

La intervención en este trastorno está basada en la gravedad del mismo, y al igual que en el caso anterior, el objetivo se encuentra en la estimulación conducida y adecuada del infante con el objetivo mejorar sus capacidades adaptativas y sociales.

Trastorno por déficit de atención / hiperactividad

Este trastorno esta caracterizado por una serie de conductas de inatención y/o hiperactividad de tal intensidad que interfieren con la cotidianidad del infante. Si bien este trastorno usualmente es tratado con medicación, dentro de la psicología clínica infantil el objetivo es tratar de reducir la conducta impulsiva, así como lograr progresar en las distintas áreas en las que este trastorno pueda estar afectando al infante.

Por último, la psicología clínica infantil además de encargarse de la atención, prevención y restablecimiento de las conductas y pensamientos adecuados en el infante, también tiene como objetivo la guía de los padres en lo referente a la atención y cuidado del niño. Sin duda alguna la psicología brinda la posibilidad de comprender el motivo del comportamiento. En el caso de los niños, la psicología claramente es una herramienta clave para todo padre que desea ayudar a su hijo.

Es importante recordar que la atención temprana y aun más la prevención son fundamentales para asegurar el desarrollo adecuado y sano de los más pequeños.

Psicología para adolescentes

La adolescencia es una etapa en donde se experimentan nuevas situaciones a las que un niño no está acostumbrado, y que pueden llegar a ser abrumadoras si no se saben llevar. Es por eso que la psicología para adolescentes es tan importante, puesto que puede ayudar a los jóvenes a tener una orientación en cuanto a todas esas nuevas experiencias que les tocara vivir.

La etapa de la adolescencia empieza alrededor de los 12 años y continúa hasta llegar a los 21 años de edad aproximadamente. En este periodo se van a ver cambios a nivel comportamental, psicológico, social, emocional y físico en el adolescente. Debido a lo complejo de estos cambios, es importante que exista una guía como puede serlo la psicología para adolescentes. Con un psicólogo especializado en estos temas, el adolescente podrá tratar diversos temas que le estén sucediendo en su vida, y que muchas veces no sabrá cómo manejar por sí solo.

La importancia de entender a los adolescentes

Al margen de contar con la ayuda de un profesional o no, la psicología para adolescentes es algo que todo padre debe tener en cuenta en el momento en que el niño o niña entra en esta etapa. La adolescencia puede ser uno de los mejores momentos de la vida si se sabe cómo afrontar las situaciones que se le presenten al adolescente, puesto que teniendo herramientas necesarias podrá ser capaz de vivir nuevas experiencias satisfactorias. Esto es así porque la persona en esta etapa comienza a ser independiente, pero sin tener tantas responsabilidades como tendría un adulto.

¿Qué problemas se pueden presentar en la adolescencia?

Aunque no tiene por qué aparecer ninguna patología, en algunos casos se pueden presentar ciertos problemas específicos de esta estapa para los cuales la psicología para adolescentes podría servir de mucho y ayudar significativamente a salir bien parados tanto a los padres como a los adolescentes, guiando a estos últimos para que puedan convertirse en adultos sanos y felices.

Durante la adolescencia se está en un estado de inestabilidad constante, por lo cual el tener a un terapeuta como aliado puede servir de mucho para hacer frente a diversos problemas que se pueden presentar. Entre los más comunes encontramos los siguientes:

  • Adicciones: Cuando los adolescentes empiezan a compartir su vida con diversos grupos y a hacer vida social, pueden estar propensos a querer probar cosas nuevas, como son las drogas. Aunque el trabajo principal en este tema es el de prevención, informando al adolescente de los efectos de las drogas en el organismo, siempre existe el riesgo de que un joven pruebe o incluso acabe desarrollando una adicción. Un terapeuta especializado en estos temas será una ayuda enorme para ayudar a un adolescente a superar una adicción de este tipo.
  • Presión social: Ésta juega un papel importante en la vida del adolescente, que se verá tentado a comportarse de determinada forma para encajar con sus pares. Incluso, puede llegar a hacer cosas que vayan en contra de su educación o de lo que realmente quiere sólo para ser aceptado. El aprendizaje de habilidades como la asertividad o la resiliencia puede hacer más fácil lidiar con este problema.
  • Manejo de las emociones: Es importante para el adolescente contar con herramientas que lo ayuden a enfrentarse a las diferentes emociones con las que se encontrará durante esta etapa, que serán muchas y mezcladas debido a los cambios hormonales que se producen en la adolescencia. En muchas ocasiones estas emociones cambiantes pueden saturar a la persona, y un terapeuta le será de mucha ayuda.
  • Depresión: Este trastorno es cada vez más frecuente en la adolescencia. En las personas más jóvenes puede aparecer asociado a otros problemas como los trastornos alimenticios o los de ansiedad. Estas situaciones pueden volverse muy delicadas, por lo que los adolescentes y sus padres necesitarán la ayuda de un buen terapeuta para resolverlas.